¡Enhorabuena!

Redacción | DIAaDIA

Desde el área de butacas del Gimnasio Roberto Durán pude observar el combate de un gigante contra un enano.

Era tanta la diferencia de estatura, que podía percibir que el colombiano Mauricio Pastrana daba un pequeño salto para tratar de conectar sus golpes al rostro del panameño Celestino Caballero.

Según mi humilde opinión, no vi ganar ningún asalto a Pastrana, de los siete que se completaron.

Por esa razón es que hoy aplaudo la acción del árbitro puertorriqueño Roberto Ramírez, quien no vaciló para detener el pleito en el octavo round.

Quizás son muchos los que critican la acción de Ramírez porque Pastrana no había visitado la lona durante el combate.

Sin embargo, el castigo que estaba recibiendo Pastrana en su rostro y en la parte media del cuerpo era criminal.

Para los que no conocen a Ramírez, les informo que el sábado alcanzó su pleito número 137 de título mundial.

Volviendo al combate, fueron muchas las críticas que escuché en contra de "Pelenchín", de parte de los fanáticos que estaban a mi alrededor.

Aquellos fanáticos hablaban sobre el exceso de confianza de "Pelenchín" cuando bajaba la guardia. Además, criticaban cuando buscaba la pelea cuerpo a cuerpo.

Todas eran apreciaciones válidas que podían ser aprovechadas durante el pleito por Pastrana.

Sin embargo, conociendo a "Pelenchín", considero que la confianza nació al darse cuenta que Pastrana no tenía nada para poner en peligro su reinado.

¿Y LOS HIMNOS?

No puedo ponerle un punto final a esta columna, sin antes mencionar que en el pleito estelar no se escucharon los himnos de Colombia y Panamá.

Hay que tener cuidado con este detalle de mucho valor para las futuras veladas.

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