Diez tiernas historias se volvieron a encontrar para buscar entre ellas a Esa Cabellera Blanca 2008. Sí amigos, ya son 32 años que la periodista y ex alcaldesa de Panamá, Mayín Correa, lleva grandes ilusiones a 10 hogares panameños.

La noche del lunes fue la fecha para homenajear a las madres, y a la vez dar inicio a la Navidad. Jorge Ortega y Estela Villa-Real fueron los encargados de presentar a las participantes de las nueve provincias y la de la comarca.

Como todos los años, Mayín fue la encargada de dar ese recorrido por el país, en busca de las abuelitas intrépidas que como todos los años tienen una historia bonita y admirable.

Los artistas invitados de la noche fueron Abdiel Camarena, Edisson Moreno, Kenny A. Pérez, Kadier, Alejandro Lagrotta, Sophi y el Ballet Folklórico de la profesora Elisa de Céspedes, que deleitaron a las mamitas con algunos de sus temas.

Con la dulce voz de estos talentos, pasamos a conocer las diez finalistas: Bocas del Toro-María Mercedes Solórzono, Panamá-Rosa María Nieto, Darién-Obdulia Rivas, Colón-Berta Rodríguez, Los Santos-Bienvenida de Gutiérrez, Herrera-Francisca Jaramillo, Chiriquí-Aurora María Espinoza, Veraguas-Marcela Soto, Tomasa Gómez-Coclé, Clara Ayarza-Kuna Yala.

Todas eran merecedoras del título de Cabellera Blanca, pero una sola sería la ganadora de premios en efectivo, joyerías, electrodomésticos, mecedoras, lentes y un sinfín de cosas más que también se llevan el resto de las participantes.

Para sorpresa y dicha de muchos, la señora María Mercedes Solórzono fue la feliz ganadora de la gala. Esta abuelita tiene una historia muy triste. Les cuento que perdió todo en las imnundaciones de Bocas del Toro, quedó hasta el cuello en agua y hace 20 años que no ve a su hermano, razón que la motivó a entrar a Esa Caballera Blanca. Gracias a Dios se alzó con el premio y lo mejor se dio a conocer en el programa el apoyo de parte de "Teletica" de Costa Rica para ayudarla a encontrar a su hermano.

MOLESTIAS

Mayín aprovechó el programa para manifestar su descontento con una empresa a la que le pidió ayuda con una máquina de coser y el dueño le respondió que en su vida había visto ese programa. ¡Muy feo!

¡Ah!, y agregó que habrá Cabellera hasta que Dios lo permita.