Un sastre kurdo que no oculta la poca simpatía que le inspira Saddam Hussein, está triplicando sus ventas gracias al juicio del ex presidente iraquí. Cada vez que Saddam se abre la chaqueta a rayas para buscar una pluma en el bolsillo interior, la cámara enfoca la etiqueta, Cesur, el apellido del sastre, que tiene su taller en la ciudad turca de Estambul, informó "The Times".
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