
Para Salustiano, su madre Elida es su mayor bendición, nunca lo ha abandonado.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Para Salustiano, su madre Elida es su mayor bendición, nunca lo ha abandonado.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Para Salustiano, su madre Elida es su mayor bendición, nunca lo ha abandonado.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Anhela que llegue el 25 de diciembre.
Enfrenta con valor su enfermedad.
Para Salustiano, su madre Elida es su mayor bendición, nunca lo ha abandonado.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Anhela que llegue el 25 de diciembre.
Enfrenta con valor su enfermedad.
Para Salustiano, su madre Elida es su mayor bendición, nunca lo ha abandonado.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Anhela que llegue el 25 de diciembre.
Enfrenta con valor su enfermedad.
Para Salustiano, su madre Elida es su mayor bendición, nunca lo ha abandonado.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Anhela que llegue el 25 de diciembre.
Enfrenta con valor su enfermedad.
Para Salustiano, su madre Elida es su mayor bendición, nunca lo ha abandonado.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
Anhela que llegue el 25 de diciembre.
Enfrenta con valor su enfermedad.
Para sus 12 años, Salustiano Cire, tiene la madurez de un chico de 16, pero en sus ojos se puede ver la inocencia de su niñez. Una sonrisa pícara se asoma en su rostro, pues le encanta conversar, y cuando el equipo de DIAaDIA llegó a verlo, él se puso su ropa más bonita y con prisa contó su historia.
Allá en El Chumical en David, provincia de Chiriquí, un pueblo apartado, lo único que veía eran luces desde lejos, y ruidos, los 25 de diciembre, pero solo hasta hace pocos días, en la Fundación Amigos del Niño con Leucemia y Cáncer (Fanlyc), le explicaron lo que significaba esas luces, pues nunca ha vivido una Navidad.
Se describe como un niño agradecido y feliz, aún sabiendo la enfermedad que padece. Para él, sus padres son su adoración.
Él explicó que hace seis meses, antes de caer enfermo, su rutina era preparar la comida mientras sus padres sembraban arroz en el campo, pero un día de junio, empezó a sentir fuertes dolores de estómago y fue trasladado a urgencias en Panamá, donde le diagnosticaron cáncer (carcinoma gástrico).
Desde entonces, sus días los vive siendo fuerte para su madre, y con valor pidiéndole a Dios que su regalo sea salud. “Quiero pedirte Dios que me de mucho más tiempo de vida, para cuidar de mis padres y llegar a hacer lo que quiero, un maestro”, dijo Salustiano, mientras que espera con ansias la llegada de esa fecha especial que todo el mundo celebra.