Adversidades y más golpes de la vida, es lo que ha recibido Carlos Alberto Henríquez; sin embargo, su fe lo mantiene firme y en espera de mejores días.

Hace ocho años, cuando trabajaba de mensajero para una empresa particular, sufrió un accidente de tránsito donde tuvo que ser operado. Luego de esa intervención quirúrgica, quedó paralizado en el lado izquierdo de su cuerpo.

Él siguió luchando por recuperarse y adaptarse a su nueva vida, pero no ha sido nada fácil, pues hace cuatro meses su madre falleció, heredando una vieja casa en malas condiciones en el lote 25 del sector 3 de la barriada 9 de Enero, en San Miguelito.

Los días continúan y cada hora que pasa es el mismo escenario; ya no sólo le acompañaba la soledad, sino también el hambre.

Y como está solo, sus vecinos o hermanos de la iglesia le llevan un plato de comida o frutas para su alimentación.

Su preocupación los llevó a llamar a DIAaDIA para pedir ayuda. Alberto manifestó que ha metido sus papeles en los programas del Ministerio de Vivienda desde hace cinco años, pero no le han dado respuesta. También expresó que ha buscado apoyo de la Alcaldía de San Miguelito, del concejal de su corregimiento, pero está por admitir que ni siquiera lo quieren escuchar.

"En la búsqueda de mi ayuda terrenal no he desistido, porque sé que Dios está conmigo y me va a ayudar. Los días que llevo solo he visto cómo la mano de Dios se mueve", sostuvo con mucha certeza.

Agregó: "sé que hay mucha gente más necesitada que yo, pero mi sueño es tener una casa mejor, al menos mi madre me dejó el terreno".

Comentó que el deseo de su difunta madre era que su hermano y él vivieran en el mismo terreno, pero su éste se casó y se fue de la casa. Ahora él sigue solo y a la buena de Dios.

"YO PUEDO"

Alberto ha aprendido a bañarse y a vestirse solo. Lo único que no ha podido es amarrarse los cordones.