"Me compraré un guineo... No, no, se me gastará". ¿Recuerdan a la simpática "Cucarachita Mandinga"? Sí, ese clásico infantil que todavía es disfrutado por muchos.
Actuación y canto fueron los ingredientes que le dieron la sazón a la puesta en escena que llevaron los actores del "Teatro mínimo", un grupo de niños y niñas de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días. Sus tiernas voces describieron la rutina de la "Cucarachita" y aquel hallazgo tan casual que cambió su vida.
HABILIDADES
Sus maestras de las clases de la iglesia fueron las directoras de la obra. Ellas, al principio lo vieron como una manera sencilla de entretener a los niños.
Sin embargo, luego de algunos ensayos, descubrieron que el teatro, así no sea de manera profesional, implica que los infantes desarrollen responsabilidad, ya que ninguno se quería quedar por fuera, por lo que trataban de cumplir con su papel.
También los ayudó en la memorización. Las tutoras María Chirú, Fermina Rodríguez y Elsa de Pérez, pensaron que como muchos de ellos eran muy pequeños no podían retener tanta información en sus mentes. Ciertamente, se trata de una obra muy sencilla, pero que requería que se aprendieran un guión y que siguieran un orden.
ESTRELLAS
Pequeños entre 4 y 10 años fueron los protagonistas de este musical. María comentó que en realidad fue más sencillo de lo que esperaban, en pocas horas, los estudiantes se familiarizaron con la historia.
A Jhosimar Antioco, quien hizo el papel de mosquito, le pareció emocionante todo lo que aprendió. Lo mismo contó Helamán, uno de los actores más grandes.
Esta simpática puesta en escena fue el regalo (por anticipado) de estos niños(as) a sus madres.