Tienen fe en Dios en que algún día las cosas mejorarán. (Foto: ERICK BARRIO y ROBERTO BARRIOS)
Carolina Sánchez y Erick Barrios.
| DIAaDIA
Si hay un ser que entrega todo el amor del universo, sin pedir nada a cambio, esa es la madre.
Hoy, en la víspera del Día de las Madres, DIAaDIA quiere felicitar a todas esas mujeres ejemplares y abnegadas, y desearles bendiciones por ese amor desinteresado, por la tolerancia, la paciencia y el cariño que demuestran a sus hijos.
Por eso, hemos escogido a cuatro madres para destacar sus vidas, mostrar sus momentos de felicidad, de tristeza y la alegría que sienten de ser mamás.
HACEN TODO POR ELLOS
En medio de las carencias y las adversidades no abandona a sus hijos. Para Susana Bernal, quien es madre de seis hijos, y que actualmente vive con tres de ellos, la situación económica no resulta fácil.
Hace diez meses enviudó y, actualmente, no tiene un trabajo permanente, pero para buscar el pan de cada día para sus hijos y mandarlos a la escuela, se las ingenia realizando labores domésticas, planchando, lavando ropa ajena y haciendo rifas para buscar el real.
Cuando DIAaDIA llegó a su casa, ubicada en San Felipe, sus hijos Olivero, Abraham y María dormían. En una pequeña mesa estaban dos flautas de pan que serían el desayuno de esa mañana.
Susana, muy atenta, pidió que nos sentáramos y contó que solo puede cocinar una vez al día. Eso le da tristeza, porque sabe que muchas veces sus niños tienen más hambre y no pueden repetir.
"Por limpiar casa me pagan B/6.00 y con eso me balanceo para que mis hijos coman. Mi esposo murió de cáncer de pulmón y, la verdad, solo pido a las personas que me busquen para hacer algún tipo de trabajo para garantizarles algo bueno a mis hijos", dijo Susana.
El cuarto en donde vive con sus tres retoños se quedó pequeño, ella duerme en un sofá cama deteriorado para dejarle la cama a sus hijos. El techo de la casa está deteriorado y, si llueve, la situación se empeora.
La madre expresó que en diversas ocasiones se ha tenido que quitar el pan de la boca para dárselo a sus hijos, porque ellos no tienen la culpa de las cosas que pasan. "Si hay alguien que tiene que salir a trabajar en esta casa soy yo, porque no quiero que mis hijos estén limpiando carros y mucho menos pidiendo dinero", aseguró Susana.
Ahora, con la llegada de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, su corazón entristece más, porque no tiene para ofrecerles una cena el 24 en la noche a sus hijitos. Pero aún así, no pierde el espíritu navideño y las esperanzas de que las cosas mejoren.