
La electricidad es lo que más le apasiona en la vida.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
La electricidad es lo que más le apasiona en la vida.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
La electricidad es lo que más le apasiona en la vida.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
En Fanlyc lo quieren mucho.
Es un ejemplo para sus compañeros.
Realiza todo tipo de adornos con foquitos.
Colocando las luces en un árbol.
La electricidad es lo que más le apasiona en la vida.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
En Fanlyc lo quieren mucho.
Es un ejemplo para sus compañeros.
Realiza todo tipo de adornos con foquitos.
Colocando las luces en un árbol.
La electricidad es lo que más le apasiona en la vida.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
En Fanlyc lo quieren mucho.
Es un ejemplo para sus compañeros.
Realiza todo tipo de adornos con foquitos.
Colocando las luces en un árbol.
La electricidad es lo que más le apasiona en la vida.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
En Fanlyc lo quieren mucho.
Es un ejemplo para sus compañeros.
Realiza todo tipo de adornos con foquitos.
Colocando las luces en un árbol.
La electricidad es lo que más le apasiona en la vida.
Fotos: ROBERTO BARRIOS
En Fanlyc lo quieren mucho.
Es un ejemplo para sus compañeros.
Realiza todo tipo de adornos con foquitos.
Colocando las luces en un árbol.
Carlos Córdoba es un panameño de 45 años que por 19 años ha dedicado su tiempo a la sección eléctrica del voluntariado del Cuerpo de Bomberos de Panamá.
Todo este sueño de ser un electricista comenzó desde muy pequeño, pues su padre siempre le inculcó estudiar otras carreras, pero a él lo que le gustaba era todo lo relacionado con la electricidad.
En ocasiones se pone a reflexionar sobre el peligro que diariamente vive dentro de su profesión. Uno de sus mayores temores es recibir una descarga eléctrica, lo que le puede ocasionar distintos problemas de salud, o la muerte. Sin embargo, su amor por la carrera es lo que le permite todos los días encomendarse a Dios y salir a trabajar.
Su esposa e hijos son fieles testigos de los peligros que le ha tocado vivir, pero siempre lo apoyan en todas sus decisiones.
Una de las mayores pruebas que ha tenido Carlos fue hace un año, cuando estaba realizando los trabajos de electricidad en la actividad de “Relevo por la Vida”, que se realiza en la Cinta Costera. Él movía unos reflectores de luz, cuando de repente, uno de los generadores se movió y cayó sobre su dedo más chico.
Al momento del accidente no sintió el dolor, solo vio la sangre, pero siguió trabajando normal; el sangrado no paraba y fue socorrido por una ambulancia.
Había perdido parte del dedo en cumplimiento de su labor, pero esto no fue ninguna pared para que el continuara con su trabajo.
Córdoba no solo trabaja para el CBP; también lleva seis años de ser voluntario en la fundación Amigos del Niño con Leucemia y Cáncer, y por ocho años ha trabajado en Panamá Ports. Para él, lo más importante es apoyar en todo lo que se pueda a las personas que más lo necesitan.