El mejor obsequio que le podemos dar es un comportamiento ejemplar. (FOTO: Cortesisa / EPASA)
Agustín Ruiz CMF.
| Santuario Nacional
Mañana celebraremos el Día de la Madre. El día de nuestra Madre, la Madre de todos los hombres.
Dicen por ahí: "Madre sólo hay una", pues yo tengo por lo menos dos: mi mamá de aquí en la tierra, que ya está en el cielo, y la Mamá del cielo, que es la Virgen María.
El homenaje a las Madres en el día 8 de Diciembre es merecidísimo. La Madre es la persona humana que está más cerca de Dios y que más se parece a Dios. Dios en la Biblia se revela como Padre y en muchos pasajes bíblicos tiene también rasgos sorprendentes de Madre. "Aunque tu madre te olvidare, Yo no te olvidaré jamás".
La razón es clara, tiene que ver con la Vida, el Dios de la Vida, Dios Padre Creador.
Y nuestra Madre, ¿qué nos ha dado? Eso mismo: la Vida, gestándola nueve meses en su seno materno y cuidando de nosotros después prácticamente toda nuestra vida. En esta misión ha tenido la compañía indispensable e inseparable del padre.
De la Madre hemos recibido todo: la vida, el ser, los valores, la personalidad, las creencias, la Fe cristiana. Lo que somos.
Por tanto, la pregunta necesaria e inquietante es: ¿por qué los hijos tantas veces a lo largo de la vida somos tan desagradecidos y desamorados con nuestra Madre?
Sin duda tiene que ver el hecho de que Dios nos ha creado libres, pero esta libertad nos desvía tantas veces del verdadero amor a la Madre de la tierra y también a la Madre del Cielo, María.
¿CUAL ES EL MODELO DE LOS HIJOS?
María tuvo un Hijo, el Hijo de Dios, santísimo, modelo perfecto de los que también somos hijos. Esto tiene que ver con nuestra Fe en Cristo Jesús, el Hijo de Dios y el Hijo de María.
He aquí algo muy importante que hizo Jesús por su Madre:
Fue preservada de toda mancha de pecado original para ser digna Madre de tal Hijo en la plenitud de la gracia. Ella es comienzo e imagen de la Iglesia, Esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura. Purísima tenía que ser la Virgen Madre de Jesús, el Cordero inocente, que quita el pecado del mundo. Purísima también la que entre todos los hombres, es abogada de gracia y ejemplo de santidad.
Sólo este Hijo, que es Dios y Hombre, pudo hacer tantas maravillas en su Madre. Y en este Día solemne recurrimos a El para que bendiga a todas nuestras Madres y a nosotros los hijos nos dé un poquito del aquel amor verdadero que el Hijo de Dios tuvo con María, la Madre más privilegiada, la Bendita entre todas las mujeres. Amén.