Día de soledad
María Lozano depende de la reventa de "huevos de patio", trabajo que realiza su cónyuge Porfirio. (Foto: Jesús Eduardo Simmons / EPASA)

Didier Hernán Gil | DIAaDIA

Los trajo al mundo y hoy le dan la espalda. Asomada en la puerta de su improvisada casa, se alegró al vernos llegar, pues rara vez alguien tiene esa gentileza con ella. Y es que doña María del Carmen Lozano se siente sola, y su deseo más grande es volver a ver a sus hijos, quienes se encuentran en el poblado de El Progreso, ubicado camino a Yaviza en Darién.

"Me dejaron botaíta y no me han vuelto a ver. Yo he pensa´o que ellos no quieren apreciar a su madre, pero siempre le pido a Dios que me los cuide", contó un tanto nostálgica, pero positiva. Esta madre es colombiana, pero cuatro hijos nacieron en Darién y seis en Colombia. Ella no tiene cédula y tampoco sabe cuántos años tiene.

Hace cinco años llegó a vivir con su esposo Porfirio a Santa Cruz de Curundú, en su mal llamado "nidito de amor", pues su casa está construida con la pared del Mercado de Abasto y en un lado están los basureros de las multi y al otro el tanque séptico de varias barracas.

ESPERANZA

María del Carmen tiene su ropa en sacos desde hace meses, con el anhelo de viajar hasta Darién para ver a sus hijos. Ese es su deseo de Navidad.

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