Ayuda sin condición. La señora Dulce María de Marín se ha convertido en el soporte de aquellas familias que han tenido que abandonar sus hogares en los sectores 2 y 5 de Villa Grecia, hace unos 15 días.

Las constantes lluvias de días pasados provocaron que las casas de más de 30 familias sufrieran serios daños como rajaduras y los terrenos donde están construidas cedieron, producto de deslizamientos, lo cual pone en peligro la vida de los que allí habitan.

Por esto, todos han sido reubicados en la escuela de Villa Grecia y en la iglesia Sagrado Corazón, ubicada en la comunidad, lugar donde se congrega Dulce María hace 34 años, aunque pertenece al grupo de la Pastoral Social hace seis.

Desde que las personas fueron desalojadas, esta señora no ha parado de trabajar. Con una libreta en la mano, a la que llama su biblia, empieza a organizar todo lo que necesitan. Allí lleva el conteo de todos los miembros de las familias, cuanta ayuda se ha recibido y cuánto falta por hacer. Además de verificar que todos estén cómodos en el lugar asignado y que se alimenten bien.

Ella contó que al principio sólo dormía unas tres horas, pero conforme pasa el tiempo y las cosas van mejorando está más relajada.

Esta señora tiene dos nietos de dos y siete años, pero como se la pasa casi todo el día fuera de casa casi no los ve sino hasta las 10: 00 p.m. cuando regresa y cuando la ven ellos le dicen "¡Abuela, viniste!".

A pesar que el trabajo es arduo, ella le da gracias a Dios por darle fuerzas, además a su familia y al grupo de la iglesia que la han apoyado mucho para servir a la comunidad, pues asegura, que como dice el lema de la pastoral: "Ver a Cristo en el rostro sufriente", las personas deben mostrar su fe a través de Cristo y ayudando a las personas.

ESPERANZA

La preocupación invade a Dulce María al ver que pasan los días y aún hay familias sin reubicar.