Un día diferente. Con las manos encarbonadas y unas gotas de sudor que le corrían por la frente, la señora Cirila Rodríguez buscaba entre los escombros algo que pudiera salvar de su cuarto, que hacía 24 años habitaba en el sector de El Relleno de Curundú y que al mediodía del domingo ardió en llamas.
Ella no podía controlar las lágrimas de la tristeza, pues asegura que cuando todo pasó, ella estaba limpiando y sólo le dio tiempo de sacar a uno de sus nietos.
"Que Día de la Madre más triste", expresó la señora, que está alojada en casa de unas amistades mientras las autoridades del Ministerio de Vivienda reubiquen a las más de 80 familias que quedaron sin hogar.
"Pero al menos estamos con vida, salud y por eso hay que agradecerle a Dios, porque las cosas materiales tarde o temprano se recuperan, pero la vida no", dijo.
Los damnificados seguirán albergados en la escuela Fe y Alegría o en casa de sus familiares hasta que puedan ser ubicadas en un lugar mejor. En tanto, Cirila y el resto de los afectados esperará que las promesas de que los restos de la barraca serán removidos para construir hogares de cemento no queden en uno de los compromisos más que se hacen en tiempos de política. Extraoficialmente, en una conversación de los residentes se dijo que una "bombita" que un niño prendió inició el fuego en una cortina que se esparció por la barraca, pero la versión no ha sido confirmada por la autoridades.