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HISTORIA
Brazaletes de oro

Redacción | DIAaDIA

Habí­a una mujer que, a fuerza de una actitud recta y perseverante, habí­a obtenido grandes logros espirituales. Desde niña, habí­a lucido en las muñecas brazaletes de cristal. La vida se la iba consumiendo inexorablemente. Ya no era joven, y las arrugas dejaban sus huellas indelebles en su rostro. Un dí­a, su amado esposo fue tocado por la dama de la muerte. Cuando el cadáver fue incinerado, la mujer se despojó de los brazaletes de cristal y se colocó unos de oro. La gente del pueblo no pudo por menos que sorprenderse. ¿A qué vení­a ahora ese cambio? ¿Por qué en tan dolorosos momentos abandonaba los brazaletes de cristal y tomaba los de oro?

Algunas personas fueron hasta su casa y le preguntaron la razón de ese proceder. La mujer hizo pasar a los visitantes. Con la paz propia de aquel que comprende y acepta el devenir de los acontecimientos, preparó un sabroso té de especias.

Mientras los invitados saboreaban el lí­quido humeante, la mujer dijo: ¿Por qué os sorprendéis? Antes, mi marido era tan frágil como los brazaletes de cristal, pero ahora él es fuerte y permanente como estos brazaletes de oro.

¿A quién no alcanza la muerte del cuerpo? Pero aquello que realmente anima el cuerpo es vigoroso y perdurable.





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