
Ana lloró de la alegría.
Foto: EVERGTON LEMON
Ana lloró de la alegría.
Foto: EVERGTON LEMON
Ana aprovechó las melodías para llamar a su madre para que de igual forma se deleitara con las piezas musicales.
Otra prueba de amor
Ya pasaban la 1:30 a.m., cuando Gentil Guillén miraba por la ventana de su casa, pues estaba en la espera de los mariachis, ya que quería dedicarle serenatas a su esposa, Paula Esthela.
Antes de que empezaran a tocar, Gentil sacó un cerro de regalos para su amada y luego se colocó frente al cuarto de su esposa, junto a los mariachis. Paula se deleitó con las canciones y agradeció a los presentes. A la vez que salió de la casa para darle un beso y un abrazo a su esposo por el bello gesto.