Paraíso ecológico. Eran la cinco de la mañana cuando llegamos a Malena junto a nuestros anfitriones de la Fundación Mar Viva, nadie había dormido, pero el entusiasmo de ver nacer las tortugas se sentía en el ambiente.
Mientras que en la playa ya la luna se despedía, dándole paso al sol que asomaba su cara anunciando un nuevo día, tres pequeñitas tortugas lora corrían hacia las olas en busca de su destino.
La oportunidad de tener esta vivencia la proporcionaron los residentes de Malena, quienes desde el año 2003 decidieron que había que proteger las tortugas y la hermosa playa, que es su único lugar de diversión.
"La playa es nuestro parque y con la extracción de arena nos lo estaban quitando y matando a las tortugas", dijo Ana, una residente satisfecha de la labor de protección que realizan con las tortugas y la playa.
PARAISO
Lo mejor de esta experiencia es la paz que se respira en ese lugar, pues sus más de 120 habitantes son evangélicos; y aunque no lo crea, en el pueblo no hay cantinas ni bodegas.
Casi todos se dedican a la pesca artesanal y a la ganadería. La conservación de tortugas y de otros animales la hacen sin recibir ninguna recompensa económica, todo es por amor a la naturaleza.
FORTALEZA
Recién nacidas comienzan a "correr" desde la arena hacia la playa. Así toman fuerza para nadar en el mar.
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