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¡SÍ, ASÍ FUE!
Lengua viperina

Didier Hernán Gil | DIAaDIA

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra... Hoy me remonto a esta cita bíblica para compartir con ustedes experiencias que me han incitado a escribir sobre el daño que pueden ocasionar las malas intenciones, el egoísmo, la envidia, pero la principal protagonista de estas vivencias reales es la lengua. Las malas lenguas...

Sí, un buen día se me asignó cubrir el aniversario del Instituto Oncológico Nacional Dr. Juan Demóstenes Arosemena. Y acudí buscando testimonio de sobrevivientes al cáncer con quienes conversé y juntos dimos gracias a Dios por la oportunidad de seguir viviendo.

Justamente ese día, ante tanta multitud, se estaban realizando pruebas de glicemia, a la que me invitaron a aprovechar. Formé mi fila y me dije: "No pasa nada".

Pero qué creen que pasó días después cuando visité a mi madre en Capira. Ella, casi con un nudo en la garganta, me dijo que debía conversar conmigo. Sospeché que algo serio estaba pasando. Al escucharla me reclamó el porqué no había tenido la confianza de decirle lo que me pasaba.

El signo de interrogación se dibujó más grande en mi cara. Sucede que le informaron a mi madre que yo era paciente del Oncológico y que me habían visto realizándome unos exámenes, y ella lo desconocía. ¡Quedé pasmado!

Otro caso similar me ocurrió con unas sortijas que compré para mi novia y yo.

Lo curioso de esto es que teníamos meses de portarla y no había malicia. Hasta que alguien llamó a Aida Raquel, mi mamá, a su celular. Esta vez le dijeron que cómo era posible que su hijo se casó y ella no fue invitada. Mi mamá quedó asombrada y le precisaron que mirara las sortijas que mi novia y yo teníamos. Se imaginan lo que sucedió.

Mire todo lo que ocasiona esta arma en potencia. No por gusto reza el refrán: "Haz de tu boca la cárcel de tu lengua".

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