Reflexión

Compartir en familia


Lic. Irene De la Cruz / Psicóloga -

Diciembre es el último mes del año y se caracteriza por las múltiples actividades propias de las fiestas. En nuestro país y en el mundo, es un mes para compartir en familia, ya que se celebra la Navidad y la culminación de un año más.

No obstante, en la actualidad se han comercializado mucho estas fechas, llevando a perder en gran manera su verdadero significado y se ha convertido en la época del año donde el tiempo no alcanza para todos los preparativos de la cena de Navidad, el arreglo de la casa, la compra de los regalos para nuestros familiares y amigos, la fiesta, etc.

Lo negativo de ese comportamiento es que ese sentido de premura se lo estamos transmitiendo a nuestros hijos, desde los más pequeños hasta los más grandes, sin percatarnos que más adelante ellos podrían desarrollar la misma conducta, porque los padres son figuras muy importantes para sus hijos dentro del núcleo familiar.

Sucede que, entre tanto alboroto, quizás no nos hemos sentado con ellos a enseñarles cuál es el verdadero significado de la Navidad o solo llevamos a casa los catálogos de los diferentes almacenes para que ellos escojan los regalos que desean recibir. Depende, entonces, de los adultos hacer los ajustes necesarios para que sus hijos cambien la manera como están percibiendo estas fiestas.

Más importante es enseñarles que el mundo está celebrando el nacimiento de Jesucristo.

Mensaje de amor

Conversando con un niño de 5 años, le pregunté qué significaba la Navidad para él. Me contestó "es cuando me dan muchos regalos".

Si bien es cierto, la Navidad es tiempo para compartir y dar regalos, sobre todo a los más pequeños de la casa, es más importante enseñarles que se celebra el nacimiento de Jesucristo, quien nació en medio de tanta humildad para darle un mensaje de amor a todos los seres humanos.

Estrechen lazos

Enséñeles que Dios envió a su hijo por el gran amor que nos tiene y que podemos manifestar ese mismo amor compartiendo con los que nada tienen.

Enseñe a sus hijos desde pequeños a amar a Dios, a pasar tiempo en familia, a actuar con humildad y a compartir con los que más lo necesitan. Ese es el verdadero significado.

Así se fortalecen los lazos familiares, lo que contribuirá a formar mejores personas.