A José Torres González le gustaría laborar en mantenimiento o mensajería. (Foto: ROBERTO BARRIOS)
Didier Hernán Gil
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Esta historia se remonta a 24 años atrás, pero no deja de sorprender. Al caer el ocaso del 30 de marzo de 1985, Alejandrina González dejó a sus niños durmiendo y salió a pedirle el favor a un vecino para que le comprara una mechita para los mosquitos. En su casa no había luz, por lo que una vela iluminaba su humilde hogar. En este lapso, el viento movió la cortina de plástico e hizo que se encendiera, derritiéndose sobre la cara y cabeza de José Torres González, quien en ese momento solo tenía 17 días de nacido.
Este accidente obligó a José a estar hospitalizado por nueve meses y viajar a los Estados Unidos, donde estuvo por un mes para la aplicación de los injertos que necesitaba.
De allí en adelante, la señora Alejandrina buscó ayuda en Operación Sonrisa, donde le realizaron algunas evaluaciones a su hijo, y aunque le dijeron que aplicaba para ser beneficiado, nunca lo llamaron.
Con limitados recursos José realizó sus estudios primarios y logró graduarse de sexto grado. Lastimosamente, a la edad de 13 años se enfrenta a un nuevo padecimiento: Epilepsia, que hasta el sol de hoy lo mantiene bajo tratamiento diario.
Al llegar a la adolescencia deseó prepararse para trabajar y aportar en los gastos básicos. No obstante, por falta de dinero no pudo estudiar en la Asociación de Industrias de Buena Voluntad. Entre los cursos que eligió no pudo aplicar, pues producto del accidente le amputaron su mano izquierda y se le dificultaba la manipulación de herramientas.
En su búsqueda por alcanzar independencia y recursos económicos logró ingresar, desde hace dos años, al Centro de Educación de Jóvenes y Adultos para personas con y sin Discapacidad del Ministerio de Vivienda (MIVI). Allí estudia diariamente de 3: 00 p.m. hasta las 6: 30 p.m. junto a otras 23 personas.
De la pasada administración gubernamental logró que el Despacho de la Primera Dama le obsequiara una computadora. Sin embargo, en la carta que elaboró a las autoridades de ese momento incluía adquirir una libreta de chance de la Lotería para trabajar en esta venta, pero lo pusieron a elegir y se decidió por la computadora. Ahora, nuevamente, desea conseguir esa libreta para trabajar y costearse sus necesidades.
Su madre expresó que le preocupa que a veces su hijo no tiene para comprar los medicamentos. Ella está asegurada, pero es por parte de una de sus hijas.
FAMILIA
José Torres tiene tres hermanos.Él reside en el sector 9 de Las Colinas, San Miguelito.
También aspira a reunirse con el ministro del MIDES para plantearle sus inquietudes.