Anecdotario

Redacción | DIAaDIA

La vida de los grandes, a veces, nos ayuda a encontrar caminos en la nuestra. Un poco de ayuda, en ocasiones, hace más fácil el peso de nuestras cruces.

MUHAMMED ALI

Justo antes del despegue del avión, una de las azafatas se percató de que Alí no se había abrochado el cinturón de seguridad. Amablemente, le recordó que tenía que hacerlo. "Súper man no necesita cinturones de seguridad", contestó con altanería Alí.

"Súper man tampoco necesita aviones, señor", contestó la azafata.

Muhammed se abrochó el cinturón.

ABRAHAM LINCOLN

En su práctica legal, Abraham Lincoln nunca fue avaricioso en sus honorarios. En una ocasión, vino a él un hombre que quería llevar a juicio a un pobre deudor que le debía $2.50. Por mucho que Lincoln se esforzó, el querellante estaba empeñado en que debía vengarse del deudor. Viendo que no había forma de aplacarle, Lincoln anunció que sus honorarios ascendían a $10, algo que el querellante aceptó. Lincoln dio la mitad de esta cantidad al deudor, que con toda la felicidad del mundo confesó su culpa ante el juez y pagó los $2.50 adeudados.

SILVIO BERLUSCONI

Un periodista quiso saber de qué habían hablado en la noche del sábado los presidentes del G-8, durante "la última cena", ante lo que Berlusconi, que como anfitrión la presidía, interrumpió al periodista con una sonrisa y le dijo: "ya me estoy imaginando los titulares de periódicos: Berlusconi se cree Jesucristo".

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