Inquieta, traviesa y con muchos deseos de explorar cosas nuevas. Así es Lía Vásquez, una niña que representa la alegría en su hogar. El tener Síndrome de Down y una pequeña válvula en su corazón, para que alivie sus problemas cardíacos, no ha sido impedimento para que deje de jugar, haga las mismas travesuras que hacen los niños a la edad de cuatro años y llene de alegría a sus familiares y vecinos de El Chorrillo.

DIFICIL DE ACEPTAR

Cuando María Vásquez, madre de Lía, se enteró de que tenía una niña con discapacidad fue una situación muy difícil de aceptar. "Al nacer mi hija, los doctores no me dijeron que ella tenía ningún problema, solo me recomendaron que no me fuera sin la referencia de genética. Luego, cuando fui a la cita con el pediatra, él me manifestó que tenía sospecha de que mi bebé presentaba Síndrome de Down y problemas en el corazón", relató.

María, desconsolada, rompió en llanto, porque se hizo la pregunta que toda madre se hace al tener un hijo en esas condiciones: ¿Por qué a mí?

Cuando las sospechas se convirtieron en una amarga realidad para María, jamás lo tomó como un castigo, al contrario, le pidió a Dios que le diera fuerza para hacer de Lía una niña independiente y segura de sí misma. Ella tuvo que dejar sus estudios y su trabajo, porque en ese momento lo más importante era su hija.

CUIDADOS

Desde los 15 días de nacida, a Lía le realizaron terapia física y estimulación temprana para que tuviera los mismos movimientos que los niños a esa edad. Hoy asiste al Programa de Estimulación Temprana que tiene el IPHE, en donde, al igual que ella, asiste un total de 426 estudiantes, en edades de 0 a 5 años.

Este programa se dedica a la atención preventiva de las discapacidades, mediante acciones de capacitación de riesgos y a través de los orientadores al hogar, que se encuentran en los centros de salud, los hospitales y policentros de salud.