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El tiempo es su mejor amigo
Gastón está orgulloso de su labor. (Foto: ARNOLDO ZEBALLOS / EPASA)

Yanelis Domínguez | DIAaDIA

Entre relojes. Han sido 23 años en los que el señor Boris Gastón ha luchado contra el tiempo, y no precisamente porque le vaya a pasar algo, sino porque este humilde negociante se la pasa todo el día esperando que los relojes que arregla funcionen.

Él aprendió a arreglar estos artefactos desde muy chico, pues en su casa siempre lo intentaba, y cuando iba por la calle, le llamaba mucho la atención ver a las personas que se dedicaban a esto, entonces cuando fue un hombre maduro y tuvo múltiples necesidades, se inició en este empleo informal. Él llega desde muy temprano a la Plaza 5 de Mayo donde coloca sus letreros y descarga todo su material de trabajo, que consiste en baterías, herramientas y toda clase de relojes usados donde saca parte de los repuestos.

SIEMPRE LE DEJA ALGO

Gracias a este negocio ha educado a tres de sus hijos y algunos de ellos lo han acompañado en la labor, pero como él no quiere eso para ellos, prefiere que estudien.

Admite que le va muy bien, pues al día se hace entre 20 y 30 dólares, lo que a veces resulta escaso por el alto costo de la vida, pero peor es no tener nada, precisó Boris.

Los precios que ofrece son baratos, ya que los cambios de batería están en tres dólares y las reparaciones totales en 11 dólares, dependiendo de la marca del reloj.

UN REGALO INOLVIDABLE

Una vez, uno de sus clientes le regaló un reloj de marca Bisop, el cual cuesta mucho dinero, solo por arreglarle el que cargaba. Eso lo emocionó mucho y le hizo ver que aún quedan buenas personas en el mundo.

¡ÁNIMO!

"Si usted quiere progresar, no se quede en casa", es el pensamiento de Gastón.





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