¿Sabía usted que los padrinos ocupaban en la educación de los niños un lugar muy importante? Sí, mientras el padre no estuviera tenía la obligación de corregir a éste como si fuera su propio hijo.
Por ello, los ahijados tenían que obligatoriamente, en cuanto veían a su padrino o madrina, arrodillarse ante él y pedirle la bendición; de no hacerlo, eran amonestados severamente por el padrino y por el papá.
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