Es un panameño entre las fuerzas armadas. Sí, hace poco DIAaDIA estuvo cubriendo la capacitación que ofrecieron los miembros de la Guardia Nacional de Missouri, Estados Unidos, a las unidades panameñas de diferentes estamentos de seguridad en tierra canalera. En esas filas de uniformados encontramos a Herástico Pitty Díaz, un panameño que ya tiene doce años de estar en las fuerzas armadas estadounidenses.
¿Se imagina cuántas vueltas da el mundo? Bueno, ese niño inquieto que corrió por los pasillos de la escuela primaria Homero Ayala, en Juan Díaz, ha escalado muchos peldaños hasta llegar a sargento de las fuerzas armadas a tiempo completo. También estudió en el Instituto Profesional y Técnico de Betania, hoy escuela Manuel E. Amador, donde obtuvo el título de bachiller en Contabilidad.
Relató que su aventura empezó en 1989 cuando viajó a Missouri. Primero fue policía en St. Louis donde era reserva de la fuerza aérea. Allí conoció a su primera esposa estadounidense con la que tuvo una hija, pero después de las caídas de las torres gemelas, el 11 de septiembre de 2001, está de lleno en estas lides.
El sargento Pitty explicó que sus servicios son una mezcla entre policía militar y tropas. Además, informó que es traductor certificado y este año ha venido en tres ocasiones a su tierra natal en misiones especiales.
Ha estado en Alemania, Arabia Saudita en la guerra y otros países que dijo que tenía que reservarse.
Añadió que en 1992 volvió a Panamá y tomó un curso de electricidad en el fenecido INAFORP. Luego regresó a Estados Unidos donde recibió otras capacitaciones de combate y sobrevivencia.
Herástico Pitty Díaz está casado actualmente con la panameña Rosa Elena Castro de Pitty, quien es psicóloga. Este panameño que se crió en el sector de San Fernando, calle tercera de la Candelaria de Juan Díaz, ha custodiado aviones de presidentes, además ha sido escolta de generales y otros dignatarios ocasiones en las que se tiene que vestir de gala.
VALORES
Pitty Díaz afirmó que a pesar de sus logros sigue siendo campechano y no le importa comer con las manos, pues está preparado para la guerra.
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