La posada de Navidad en Aguadulce fue milagrosa. Mercedes no sabía lo que estaba pasando a cientos de kilómetros lejos de su hogar.
Esta es una historia marcada por la natividad del Señor, por los testimonios de personas que se convierten en protagonistas y sobrevivientes de una noche donde el deporte lloró el adiós de ocho atletas.
Albin Barragán está tiritando. Ya es cerca de la media noche; él sólo sabe que su vida cambió por un milagro, que él pudo ser uno de aquellos que perdieron la vida, pues debió ir en aquel microbús donde sus amigos fallecieron, pero el destino le cambió.
Su rostro está lleno de prismas. DIAaDIA conversa con él frente a la escena del accidente y allí las anécdotas le llenan el corazón de recuerdos tristes. No sabe qué decir, o qué pensar. Le da gracias a Dios por esta oportunidad.
"Llamé a mi esposa. Lo hice, se me descargó el teléfono. Pensé en mis hijos. Mi familia lloró mucho al escucharme. Quiero irme ya, mi familia me necesita", decía Albin, el segunda base del equipo de Coclé en el campeonato gubernamental de softbol.
Para su esposa Mercedes Walker de Barragán, "la mano de Dios nos habló, cuando el doctor Juan Carlos Valdés lo invitó a irse en otro auto y no en el busito. Dios existe y a mi esposo nunca lo dejó solo".
"Yo estaba con la familia en una posada cantando villancicos en la escuela de su hijo. Nuestro hijo me decía que su papá no debería estar en Panamá", destacó la esposa.
"Acá, en la casa, todos llegaron a preguntar. Mi madre se puso mala. Pero al recibir la noticia estuvimos mejor. Fue un testimonio de Dios. Al doctor Valdés le doy mil gracias infinitamente por salvar a mi esposo.
"Albin me contaba que inclusive algunos de ellos iban cansados, y tal vez dormidos, pues llegaron cansados y les tocó jugar de inmediato", acotó.
Llanto en el pavimento
Rubén García está sentado en el pavimento. Al fondo están los cuerpos de sus amigos y compañeros. Él sostiene en sus manos un teléfono móvil. Se aferra a este aparato con tanta fuerza, su voz se quiebra como un espejo. Mil panderos de cristal herían la madrugada.
Al otro lado de la línea está su madre. Nosotros lo escuchamos. "Mamá, no llores, por favor no llores. Yo estoy vivo...".
Esa frase retumbaba en los oídos de DIAaDIA. "Mamá, yo estoy vivo". Este miembro del equipo fue el lanzador del día. Ahora su corazón no sabe de eso... la línea se cierra y los ojos de Rubén no paran de llover.
ADIOS, AMIGOS
Albin Barragán conversa con DIAaDIA, traslada su memoria a esa tarde cuando eran felices, cuando juntos jugaban a la pelota. Ahora no se lo cree.
"Allí estábamos, buenas atrapadas, todavía no me lo creo. Yo debí estar allí. Nosotros nos bajamos antes para no ir tan apretados. El doctor y Rubén "Tito Mango" García", destacó.
LOS QUE SE BAJARON
Estos dos sobrevivientes estuvieron allí mientras las autoridades hacían su trabajo. Ya pasamos la media noche. La familia del softbol está presente, pero la pelota está de luto.
Rubén García y Albin Barragán pueden contar la historia. Ellos venían en el busito, pero se bajaron en Betania, luego de un agasajo y se fueron en otro auto.
Poco a poco se retiraban los curiosos. Todavía se asoman lágrimas de incredulidad. El viento sopla, las luces se van apagando.
Hoy Albin y Rubén dan las gracias... la vida les sonríe. La madrugada se fue haciendo más íntima, como un pequeño diamante, de esos que también hay en el cielo.
POSICIONES
Pablo Pinilla (jardinero), Eduardo Ramos (receptor), Juan Sánchez (jardinero), Luis Sarmiento (conductor), Horacio González (bateador designado), Elías Tuñón (jardinero), Abel Sánchez (tercera base) y Domingo Moreno (primera base).
TORNEO
Las tres ligas de bola suave de Aguadulce, Natá y Pocrí están de duelo por la desaparición física de los jugadores que representaban a Coclé.