Miles de panameños se han lanzado a las calles a hacer sus compras de Navidad y Año Nuevo, gastando lo poco que tienen para paliar con las fiestas el estrés ante tanta escaramuza diaria. Sin embargo, hay quienes sufren por dentro y mantienen el corazón desgarrado, aunque sonrían de oreja a oreja, tratando de encubrir esos sentimientos necios causados por el desamor y el desamparo. Esos, los más olvidados, porque a fuerza de fingir, pasan por estas fiestas como irreverentes mensajeros de la alegría, cuando son el fiel espejo de la desolación. ¡Cuidado nos pasan al frente sin que los distingamos!
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