Pese a que Panam� es un pa�s de servicio, no nos caracterizamos, precisamente, por la amabilidad.
Es el pan nuestro de cada d�a llegar a un almac�n y que la mayor�a de los vendedores traten al cliente como si le estuvieran haciendo un favor. Contestan entre dientes y las sonrisas no son gratis.
Acostumbrada a este escenario, antier y ayer me llev� una agradable sorpresa en Col�n.
Primero, en el hotel Meli�, durante una reuni�n de trabajo, fui testigo de la actitud de gente que hace la diferencia.
En el restaurante del lugar, los colaboradores, sin excepci�n, me trataron como si fuese la reina Isabel de Inglaterra.
Cada colaborador se anticipaba a cubrir las necesidades de cada cliente. Terminaba de tomar una soda y un segundo despu�s, recog�an el vaso. Ni bien com�a el �ltimo bocado cuando alguien, muy sol�cito, se acercaba a retirar el plato.
Pero, ojo, como cliente no sent�a que lo hac�an por deber o porque los estaban supervisando. Cada adem�n parec�a espont�neo, y cada sonrisa se ve�a sincera.
All� si ca�a bien el lema de las campa�as de turismo �las sonrisas son gratis�.
Y, como una cereza al pastel, cuando llegamos al peaje del �rea de Madden, en la autopista Panam� - Col�n, ven�amos perdidos y la joven de la caseta, con una genuina amabilidad y una sonrisa de �ngel, nos dijo d�nde est�bamos y hasta hizo un comentario gracioso para hacernos sentir bien. Qu� bueno que en la provincia de Col�n, donde los �ndices de violencia son altos, haya gente como la que trat� este fin de semana, que hace la diferencia y permite que los visitantes se sientan como en casa. Actitudes como estas son las que necesita el pa�s para lograr un desarrollo integral. �Felicidades Col�n!