Es una estatua, pero sólo respira, ríe, llora y lo alimentan. No es algo sobrenatural. Se trata del niño Carlos Daniel Tumasa, de 6 años, que a su edad no se vale por sí mismo.
Su madre, María Tumasa, una indígena Emberá de 22 años, explicó que el pequeño se enfermó cuando tenía un año. Los médicos le dijeron que no caminaría. Carlos es llevado a las citas cuando se puede. La pobreza extrema de esta familia les impide acudir al tratamiento con normalidad. María aún no sabe con certeza qué enfermedad padece su hijo. Sólo le han dicho que tiene problemas del cerebro, le mandan jarabes y vitaminas. Ni María ni su cónyuge tienen un trabajo estable, pero tratan de buscar el sustento para llevar algo de comer a su hogar, ubicado en El Pantanal, de Felipillo.
|