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HISTORIAS
Las tres pipas

Redacción | DIAaDIA

Una vez un miembro de la tribu se presentó furioso ante su jefe para informarle que estaba decidido a tomar venganza de un enemigo que lo había ofendido gravemente.

Quería ir inmediatamente y matarlo sin piedad. El jefe lo escuchó y luego le propuso que fuera a hacer lo que tenía pensado, pero antes llenara su pipa de tabaco y la fumara con calma al pie del árbol sagrado del pueblo. El hombre cargó su pipa y fue a sentarse bajo la copa del gran árbol. Tardó una hora en terminar la pipa. Luego sacudió las cenizas y decidió volver a hablar con el jefe para decirle que lo había pensado, que era excesivo matar a su enemigo pero que sí le daría una paliza para que nunca se olvidara de la ofensa.

Nuevamente el anciano lo escuchó y aprobó su decisión, pero le ordenó que llenara otra vez la pipa y fuera a fumarla al mismo lugar. Meditó por media hora.

Después regresó a donde estaba el cacique y le dijo que consideraba excesivo castigar físicamente a su enemigo, pero que iría a echarle en cara su mala acción y le haría pasar vergüenza delante de todos. Fue escuchado con bondad, pero el anciano volvió a ordenarle que repitiera su meditación. El hombre medio molesto, pero más sereno se dirigió al árbol centenario. Cuando terminó, volvió al jefe y le dijo: "Pensándolo mejor veo que la cosa no es para tanto. Iré donde me espera mi agresor para darle un abrazo".

El jefe le regaló dos cargas de tabaco para que fueran a fumar juntos al pie del árbol, diciéndole: "Eso es precisamente lo que tenía que pedirte, pero no podía decírtelo yo; era necesario darte tiempo para que lo descubrieras tú mismo".





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