Fue horrible. La madrugada del 20 de diciembre atrapó a Wisnyck Ortega durmiendo, y lo que nunca imaginó fue que lo que ella creía que eran fuegos artificiales se convirtieron en bombas. Asombrada y muy asustada, ella, su mamá y sus hermanos se llenaron de miedo al escuchar los gritos de la gente corriendo en las calles. ¿Qué está pasando?

El pánico fue creciendo cuando empezaron a ver que los gringos disparaban cerca del Instituto Dr. Alfredo Cantón, pues allí estaba parte del Batallón de la Dignidad.

Wisnyck nos cuenta que fueron tres días de encierro, gracias a Dios su casa estaba cercada.

Ella resume la invasión del 20 de diciembre como una batalla innecesaria, injusta, de mucha incertidumbre, impotencia, pero sobre todo de mucho miedo.

Para aquella época, ella vivía en San Miguelito cerca del cuartel de Tinajitas, por ello sintió muy de cerca el dolor y las decesos de muchas personas inocentes que no merecían morir así.