Es tiempo de amor y de compartir, pero eso no se refleja en el corazón de algunas personas que sin piedad maltratan a sus mascotas. Convertirse en un testigo silencioso no es fácil para nadie, menos cuando en Panamá son pocos los mecanismos de denuncia que hay, y cuando los autoridades no actúan contra los maltratadores. No nos queremos dar cuenta que una persona que maltrata a un animal, lo hace con el ser humano, sin importar que sea de su familia. La carencia para albergues para mascotas y la falta de una entidad gubernamental que atienda el problema agrava la situación. Es necesario que en Panamá se creen las infraestructuras y mecanismos adecuados para proteger a los animales. ¡Hasta cuándo!