Estas distinguidas madres se fueron muy contentas a sus hogares. (Foto: Leonardo Machuca / EPASA)
Leonardo Machuca
| Bocas del Toro, DIAaDIA
Sus rostros reflejan las huellas del trabajo y sacrificio, son madres de las montañas adentro que recibieron su homenaje.
Su piel curtida, una mirada fija tratando de comprender totalmente lo que sucede, manos con cicatrices por el arduo trabajo y un rostro cansado por el sacrificio, fue la nota característica y sobresaliente durante un merecido agasajo realizado, este fin de semana, a madres de montaña adentro.
Algunas no saben hablar español, necesitaron traductores para que supieran que le celebraban el Día de las Madres, y que les iban a dar regalos.
Las montañas fueron testigos de cómo, cientos de madres incluyendo ancianitas de hasta 98 años, caminaron hasta cuatro horas por los senderos hasta llegar a la comunidad de Valle del Risco, corregimiento del mismo nombre en el distrito de Changuinola, provincia de Bocas del Toro.
Llegaron de Culubre, Nance de Risco, Charco La Pava, Ceiba, Pita, entre otra decena de comunidades.
El rancho comunal del lugar mencionado fue la sede, los fogones emanaban el tradicional humo de leña quemada y que servía para cocinar una 300 libras de arroz e igual cantidad de pollo.
La fiesta inició con cantos, poesías y mucha conversación en dialecto, (lengua indígena) de lo que entendíamos únicamente el saludo, Ñantore (buenas).
Un equipo de sonido conectado a una planta le puso el toque típico a la celebración, los regalos eran desde ollas, platos, máquinas de coser, hasta estufas de gas y otros. Las tres ancianas escogidas como reinas, recibieron hasta un dinerito en efectivo.
Besos, abrazos, y palabras emotivas de agradecimiento presidieron el retiro de las cientos de participantes que en su mayoría andaban descalzas, ayudándose con un bastón pues los caminos estaban llenos de lodo por los fuertes aguaceros registrados días atrás en la región, la pobreza no permite comprar botas y otras han caminado descalzas toda su vida y un calzado a estas alturas, sencillamente estorba.
Cada quien como hormigas, por su camino, y a sus lugares de morada a seguir con la faena de la vida, entre montañas, ríos, animales silvestres y el cariño de sus hijos, motivo por el que recibieron el singular homenaje.