Ya casi terminaba el partido. Un gol de Samuel Eto’o, el decimotercero del "pichichi" de la liga, a tres minutos del final, le dio al Barcelona una agónica victoria ante el Levante 2-1, un triunfo que le permitirá alzarse como campeón de invierno, igualar su mejor arranque liguero de la historia y finalizar el año 2004 invicto en casa.
Sin embargo, todo ello se produjo en una noche en la que los azulgrana ofrecieron los primeros síntomas de agotamiento en toda la temporada.
Su fútbol no es lo que era al principio de campeonato y el descanso navideño les irá de perlas, porque el Barcelona dio sensación de llegar con el depósito en la reserva.
Con un físico limitado por la carga de partido, los de Frank Rijkaard ya no son tan precisos, no son tan determinantes, aunque es cierto que si Eto’o hubiera acertado antes, el sufrimiento de los locales no se hubiera prolongado hasta el minuto 87.
Además, el Levante llegó al Camp Nou con aspiraciones y no racaneó en su fútbol, algo inhabitual por estos pagos.
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