El violín incursionó en la música folklórica de Panamá, cuando los conquistadores trajeron a nuestras tierras un instrumento llamado rabel y que tenía tres cuerdas.
Después llegó el violín, que se convirtió en el instrumento musical por excelencia y con el que se le dio forma y autenticidad a la que es hoy nuestra música típica y folclórica.
Según José Augusto Broce, violinista, el hombre del campo aprendió a ejecutar el violín con los sacerdotes que venían a evangelizar a los nativos y que a la vez enseñaron a los criollos a tocar el violín y a leer la música. A partir de allí, este instrumento entró a ser parte de nuestro folclor , ocupando un lugar importante.
Como instrumento musical, el violín no es autóctono de Panamá, pero la música que se interpreta con él, dentro de nuestro folclor, sí lo es, pero con la llegada de otros instrumentos como la guitarra española y el acordeón, fue desplazado.
"En el año 1996, motivado por la casi desaparición del violín en nuestras fiestas folclóricas, como las cantaderas y otras, decidí adaptar todas las piezas del momento al violín y darle con esto un aire más alegre a estas actividades, que por lo general son muy pasivas, y de este modo poner en un lugar especial a este instrumento que, a pesar de no ser de este país, sirvió durante muchas décadas para alegrar a los panameños en las fiestas", dijo Broce.
Entre los grandes violinistas que le dieron un lugar muy especial a la música interpretada con este instrumento tenemos a Gelo Córdoba, Chico "Purio" Ramírez y Apolonio González, entre otros.
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