No conoce barreras
Alan tiene varios sueños, uno de ellos es tener un game cube para estas navidades.

Diamar Díaz Nieto | DIAaDIA

Para él, ni el cielo es el límite. Alan Pineda es un claro ejemplo de que una discapacidad no es un impedimento para recibir clases con el resto de sus compañeros.

Ayer cumplió catorce años y pasó a octavo grado exitosamente, hasta el punto que sus calificaciones son un vivo ejemplo de lo que se puede conseguir cuando se quiere ser un buen estudiante.

Alan estudia en la escuela Futurama. Su madre, Vanessa Pineda, resaltó que escogió principalmente este centro, ya que muchas escuelas públicas no cuentan con las condiciones necesarias para que su hijo se desplace, pues sufre de parálisis cerebral.

Vanessa trabaja en el SIACAP y echa para adelante sola con sus hijos (tiene dos), por lo que afirmó que el que su hijo sea un discapacitado es una bendición de Dios. Dijo que una de sus mayores alegrías fue cuando lo vio dar sus primeros pasos hace dos años en la piscina. Hoy es un excelente nadador que lleva 4 medallas que esperan crezcan en número.

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