David Nalbandian vive obsesionado, aunque no lo parezca, por ganar un torneo de Grand Slam y la Copa Davis, que acaba de escurrírsele de las manos pese a su notable actuación en Moscú ante la Rusia de Marat Safin y Nikolay Davydenko.
Vaticina que el 2007 será "el gran año" de Argentina, confiado en que su equipo ganará por fin la "Ensaladera de Plata", y que también puede ser el suyo, con algún título grande que consolide su idolatría entre los aficionados al tenis en su país y le permita revivir la gloria que alcanzó en el 2005 al obtener el Torneo de Maestros de Shanghai.
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