Testigos explicaron que la víctima era perseguida por un Toyota Yaris de color gris, de donde se bajó un sujeto de contextura delgada, vestido de color beige, que le propinó cuatro tiros en la cabeza.
Agregaron que el homicida corrió para abordar el vehículo, pero al no poder hacerlo se puso a intercambiar disparos con unidades de la Policía.
A pesar de la intensa balacera, el sicario corrió y más adelante se subió al carro, y se dio a la fuga de la escena del crimen en compañía de sus compinches.
La balacera fue tan intensa que llenó de pavor a las personas que estaban cerca del lugar al momento del asesinato.