El árbol de Navidad nació en los países nórdicos. Los campesinos escandinavos solían adornar con bombillas de todos colores los grandes bosques boreales.

Los árboles eran para estas comunidades símbolo de vida, por eso los adornaban con regalos, guirnaldas y adornos.

Estas costumbres se difundieron por todo el mundo en busca de lograr que aunque sea una vez al año todos los residentes del mundo tengan un fin común: la paz.

Por eso aproveche esta Navidad para perdonar a todos aquellos que le ofendieron de palabra y de obra. Empiece el Año Nuevo con el corazón aligerado por el perdón y enriquecido por el amor. Comparta su alegría y su mesa con alguien que esté solo, que no tenga familia o que se sienta triste.

Ese invitado representará la figura de Cristo.