El dolor por la pérdida de sus familiares sigue vivo. Noemí Castillo llegó al lugar donde se quemó el bus B-06. Junto a unos familiares, prendieron una vela y colgaron un banner que muestra tres rostros sonrientes que son: su madre Agripina Sánchez; Yaneth Camargo, su hermana, y Damaris Martínez, su prima.

Noemí dijo, con voz entrecortada, que el día del accidente su madre y su hermana iban a visitar a su prima al Hospital Santo Tomás, a quien un carro la había atropellado. Lastimosamente, Damaris murió el 13 de noviembre.

"Por lo duro que ha sido esto, pedimos que las autoridades sean más enérgicas, no sólo con los buseros, sino también con todos los conductores", agregó Noemí.

En cuanto a la solicitud de suspensión de los carnavales, Noemí manifestó que muchos panameños dependen de estas fiestas, por lo que no se deben suspender.

Por otro lado, David Ramírez, quien perdió a su hijo David en este accidente, considera que el suceso del 23 de octubre fue por negligencia de las autoridades, porque si las reglas que estipulan las leyes 14 y 34 de transporte se hubieran cumplido, esto no habría sucedido.

Además, dijo que no permitirán que este tema quede en el olvido como otros, y todos los 23 de cada mes estarán en ese lugar, rindiendo homenaje a los fallecidos. También participarán activamente en las discusiones del anteproyecto de ley de transporte, en marzo de 2007.

Los familiares, igualmente, pidieron a las autoridades que les den una respuesta de cómo van las investigaciones en este caso.

Por su parte, Juana Herrera, directora del Instituto de Salud Mental, quien se acercó al lugar y encendió tres velas en nombre de los fallecidos, manifestó que algunos familiares ya han recibido atención psicológica por parte de la Presidencia y los centros de salud de Alcalde Díaz y Chilibre.