Belén celebró una nueva Navidad con miles de cristianos, aunque menos de los esperados, pese a que Israel levantó las restricciones, y permitió la presencia de altos dirigentes de la Autoridad Palestina.
La procesión tradicional del patriarca latino Michel Sabbá salió de Jerusalén a última hora de la tarde de este viernes, escoltada por policías a caballo, hasta su llegada a la zona autónoma palestina de Belén.
Sabbá declaró el pasado martes que la barrera construida por el Estado hebreo en Cisjordania había convertido a la ciudad de Belén en una "prisión gigante".
El ejército israelí y la administración militar anunciaron, además, que los cristianos de Cisjordania y de la franja de Gaza serían autorizados a llegar a Belén, pero que las barreras se mantendrían en la entrada de la ciudad.
El ejército redujo también los controles para permitir la llegada de los peregrinos y los turistas procedentes de Israel y de países extranjeros a Belén.
Por primera vez, desde septiembre de 2001, el más alto representante palestino, el jefe de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Mahmud Abas, pudo asistir a la misa de medianoche en Belén.
Los últimos tres años Israel no autorizó a su predecesor, Yasser Arafat, quien murió el pasado mes de noviembre en un hospital de Francia, a acudir a estas ceremonias.
La guerra en el área ha dejado por lo menos cuatro mil 463 muertos, y de estos 3 mil 598 son palestinos y 970 israelíes.
|