¡Más que tremendo! Rodeados de moscas, pestilencia y metidos entre todo tipo de basura y conviviendo con los gallinazos por más de ocho horas diarias para ganarse unos cuantos reales, viven estos panameños.
Aunque muchos sientan náuseas, sepa que ese es el ambiente de trabajo de unos 60 colonenses, que se la pasan rebuscando entre el vertedero de esta provincia para sobrevivir. Algunos lo hacen por necesidad, otros sólo para tener otra entrada económica en sus casas. Ese sitio es llamado por ellos "dumper", por su denominación en inglés.
Profesionales del "dumper"
Al recorrer este lugar no muy agradable, se pensó que sólo había allí indigentes y piedreros. Sin embargo, al conversar con esos trabajadores nos percatamos de que allí hay hasta profesionales.
"Popi" es uno de ellos y lo encontramos en la entrada principal del vertedero a lo que ellos llaman la sala de su oficina.
Este colonense contó que recicla desde que estaba en cuarto grado y hoy, a sus 33 años, siente que es un profesional en este ramo.
"Yo estoy capacitado y porque no he encontrado empleo, tengo que buscar mi sustento aquí", aclaró.
Al percatarse de que se le tomó una foto interrumpió el diálogo y se alejó. Estaba molesto porque recordó que una funcionaria del Gobierno llegó meses atrás y les tomó fotos que fueron publicadas y que para él no fue de su agrado, porque los catalogaban de gente de mal vivir.
Cerca del vertedero partía el tren de la Costa Atlántica hacia la capital. Eran las 4: 00 p.m del pasado martes, y logramos dialogar nuevamente con "Popi" y ganarnos su confianza. Nos confesó que tiene cuatro hijos que mantener, está viudo y trabaja en ese sitio, porque la vida así se lo exige.
Con ese esfuerzo ha logrado que todos sus hijos estudien y en esta semana una de ellas terminó sus estudios de sexto y otra el noveno grado.
Al decir que estaba orgulloso de sus hijos, el brillo en sus ojos fue notorio. Y en palabras entrecortadas continuó hablándonos de su vida.
Dijo que muchos se equivocan con él, pues aunque pase harapiento, cuando regresa a su casa y se viste, el cambio que da deja a muchos con la boca abierta.
"Mi vida es normal y tengo mi casa bien arreglada y cuando salgo a la calle me dicen que si yo soy un licenciado", sostuvo. También reveló que en un día en el vertedero se puede hacer hasta quinientos dólares y a veces sólo dos dólares. Todo es cuestión de suerte, comentó.
LA CITA PACTADA
Esa tarde todos los que trabajaban en el "dumper" estaban invitados a departir una cena de Navidad. La recepción fue en una de las casas reciclacladoras, de la familia Álvarez, ubicada entre calle 14 y Calle 15 Federico Boyd. La invitación venía de "La Tía", es decir, Cecilia Gatica, una mujer solidaria, que ellos conocieron en el "dumper" y que se ha ganado su cariño.
Gatica manifestó que vive en Arraiján y hace un año está trabajando con ellos. "Nos tomaron aprecio, porque le compartimos el evangelio de la Iglesia Bautista de Vista Alegre y además nos venden el material que reciclan", expresó.
Por eso es que Cecilia y sus hermanos de la iglesia unieron esfuerzos para llevar un poco de alegría y de las bendiciones que ellos han cosechado.
Queremos colonenses para Cristo
Y es que en la casa recicladora de Cecilia hubo espacio para todos los que trabajan en el "dumper", aunque vendiera su mercancía en otras casas.
Para Cecilia es más importante ganar a esos jóvenes para Cristo.
Tanto es el aprecio hacia estos muchachos que dos de ellos, Burdo y Hernán ya están trabajando con esta familia evangélica y los van a incluir en el pago de sus cuotas de la CSS.
ELLOS TIENEN MUCHO QUE APORTAR
Por su parte, el guía espitiritual de la Iglesia Bautista de Vista Alegre, Pastor Tejada, informó que se ha sumado a esta iniciativa que preside la familia Álvarez porque han aprendido mucho de los que trabajan en el "dumper".
"Salimos sin saber hacia donde íbamos, pero hemos descubierto que ellos tienen tienen sabiduría y entendimiento", relató.
A ellos los denigran, nosotros también lo pensábamos, no obstante, ya estamos comprometidos en seguir llevándoles la Palabra, incluso, a tratar de cambiar sus estilos de vida.
FELICIDAD
Con su forma singular de expresarse agradecieron este gesto, pues admiten que las autoridades sólo los utilizan para sacarles provecho.
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