Parece que la paciencia de los baruenses se termina. A dos años de ocurrido el terremoto, no descartan medidas de presión, porque el hambre los está llevando al caos por la falta de respuestas, mientras que el desempleo sigue en aumento, superando más del 60% de la población.
Aris Castillo, residente en Corazón de Jesús, manifestó con tristeza que tuvieron que abandonar su casa y vendieron la tierra para irse para otro lugar, porque al no recibir respuestas, no les quedó otra alternativa.
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