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Abrázalos hoy

Redacción | Agencias de noticias

Debo confesar que pasar Navidad con mi familia es lo sublime. De no hacerlo, tendría un sinsabor que no me quiero imaginar.

Aunque admiro la vida religiosa, no me imagino haberme consagrado y caería como en depresión en fechas como estas.

Lejos de casa, en otro país, tal vez con otras costumbres y hasta un clima diferente, entre otros ingredientes más.

Sí, sé que los sacerdotes y religiosas hicieron votos para entregarse a servir a los demás, y en fechas como estas ellos también extrañan a los suyos.

Son humanos, no dudo que alguna lagrimilla haya corrido por sus mejillas, pero estoy segurísimo que en la comunidad donde estén realizando su obra, para la gloria de Dios, también han encontrado a amigos y líderes que se han convertido en sus hermanos de fe. Ese es un bálsamo, que fortalece en ocasiones como estas, pero lo más especial es que su ofrecimiento lo hacen por amor a quien hoy en día es y debe ser el centro de la Navidad: el Hijo de Dios, a quien todo cristiano debe agradecer por las múltiples bendiciones recibidas.

Lejos del consumismo que prevalece para estos días, los obsequios y quizá la abundancia de comida en nuestras mesas, sería justo y necesario compartir con nuestros hermanos consagrados, pues en ellos está la misión de llevar y seguir perpetuando la fe en Jesucristo. Aunque no lo digan su sacrificio es loable, ya que mientras usted está rodeado de sus seres queridos, ellos están orando por la paz del mundo y cumpliendo con su misión.

A todos ellos, con mucho aprecio, un abrazo fraterno en Cristo en este día. No lo dejemos solos.

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