Los niños de Alto Guayabal nunca olvidarán ese día. (Foto: AGUSTÍN HERRERA)
Milagros Murillo F.
| DIAaDIA
Navidad adelantada. El sol estaba en su máximo esplendor, pero esto parecía no hacerles efecto a los niños y niñas de la comunidad de Alto Guayabal en el distrito de San Félix, provincia de Chiriquí, quienes acudieron al llamado para una fiesta navideña en su honor.
Unos, acompañados de sus madres, descalzos o con zapatos desgastados por el uso, se apostaron en el patio de la escuela de la comunidad, esperando ansiosos la llegada de los visitantes, quienes por lo malo del camino, solo pudieron llegar en dos autos pick up 4x4.
El grupito de niños se hizo mayor en un abrir y cerrar de ojos, increíblemente casi 300 llegaron para disfrutar del agasajo.
Con cierto recelo, pero llenos de curiosidad, se fueron acercando a los autos que llevaban las piñatas, canastitas, golosinas y, sobre todo, los regalos.
No pasó mucho tiempo cuando empezaron las dinámicas, las sonrisas se dibujaban en el rostro de los indígenas de la comarca Ngäbe Buglé, quienes sabían que ese iba a ser un buen día. No era para menos, un grupo de personas, liderado por el periodista deportivo Jhony Mosquera, quiso compartir con ellos un rato de felicidad.
Ya son ocho años los que lleva Mosquera junto a sus amigos, acudiendo a una comunidad de escasos recursos para festejar la Navidad junto a los niños.
Al son del burrito sabanero, los pequeñines, quienes hicieron una rueda, empezaron la ronda de villancicos, que fue acompañada hasta de declamaciones de los alumnos de kínder, liderados por la maestra Yajaira Miranda, quien se encargó de organizar a los estudiantes.
Al terminar las dinámicas, vino la mejor parte: en cuatro filas fueron acomodados para pasar a pegarles a las piñatas repletas de pastillas. Repentinamente, el clima cambió y unas gotas de lluvia empezaron a caer, pero esto no le importó a nadie, y es que ni siquiera el aguacero iba a empañar lo mágico del momento.
Al límite de las ansias, se empezaron a escuchar los nombres para retirar los regalos, la emoción se hizo mayor al ver los rostros de sorpresa de quienes quizás nunca habían vivido un momento similar.
"Las mamás también querer pastillas", aseguraron quienes se mantenían vigilantes de la celebración y que a pesar de que no son niños, disfrutaron al máximo el momento que solo esperan que algún otro día se vuelva a repetir.