L a casa de una viuda muy rica se incendi�. La se�ora muri� en el fuego. Mientras los bomberos trataban de controlar las llamas, se dieron cuenta de que su hijo de cinco a�os de edad, estaba dentro de la casa. No hab�a forma de llegar a �l. No sab�an c�mo llegar al ni�o. Solo un hombre que pasaba por el lugar observ� un tubo al lado de las llamas que llegaba a la ventana donde se hab�a asomado el ni�o. Estaba muy caliente, pero aquel hombre, valientemente, se desliz� por el tubo quem�ndose las manos hasta donde estaba el ni�o y le salv� la vida. Un a�o y medio m�s tarde, se ventilaba en la corte qui�n calificaba para adoptar al ni�o, que era el administrador de toda la riqueza. Muchos presentaron lo que cre�an era necesario para calificar: trayectoria, negocios, solidez y riquezas. Pero a ninguno el ni�o aprob�, y esta era una condici�n que hab�a puesto. En eso entr� a la sala un hombre desconocido. Camin� con las manos dentro de los bolsillos, el juez le pregunt� por sus credenciales, a lo que respondi�: "Se�or�a, no tengo riquezas ni negocios que me hagan competir contra todos los que aspiran a adoptar al ni�o. Solo tengo estas muestras de amor abnegado"... y mostr� sus manos blancas, quemadas, desechas. El ni�o, al verlo, reconoci� al hombre que lo hab�a salvado y con l�grimas lo abraz�. �l fue quien lo adopt�.