ENTRE NOS

Yo no me dejo


Elizabeth Mu�oz de Lao

Hay situaciones de las que uno se percata solo cuando le toca vivirlas.

El ser humano pasa por ser beb�, luego infante, luego ni�o, p�ber, adolescente, adulto, tercera edad y adulto mayor. Estos eufemismos marcan etapas de la vida, pero todo se reduce a que uno es ni�o, joven o viejo, al menos para el resto de la sociedad.

Cuando se llega a �viejo� -en Panam� parece llegarse a ese estado desde los 35 a�os- comienza uno a darse cuenta de que los m�s j�venes saben m�s de lo que los �viejos� hemos aprendido en toda la vida.

Al menos a m� me parece que me tom� mucho tiempo aprender lo poco que s�, mientras que a los j�venes de hoy solo les tom� uno que otro clic en la computadora y... �zas!... ya lo saben todo.

Hace unos d�as asist� a un seminario y mientras escuchaba hablar a algunos jefes que llegaron a ese rango muchos a�os despu�s de que yo lo logr�, sent� que ellos sab�an un mundo m�s que esta mortal que, ingenuamente, trata de estar a la altura de las circunstancias empap�ndose en todo lo que tiene que ver con la tecnolog�a.

Esa parece ser la �nica forma de rejuvenecerse hoy en d�a.

Los t�rminos utilizados por esos j�venes jefes eran tan raros para m�, como si me estuvieran hablando en un dialecto de un remoto pueblo del Himalaya.

Que conste que yo trato de reinventarme, de estar al d�a con las nuevas tendencias, porque para m� el cielo es el l�mite. Sin embargo, tengo que aceptar que ellos me superan y que a m� me toca ser lo suficientemente humilde como para saber que me tengo que aferrar a sus conocimientos como si se tratara de la �ltima balsa vac�a de un trasatl�ntico que naufrag� en medio del mar.

MÁS NOTICIAS