
No luce igual que antes.
Foto: ILUSTRATIVA
No luce igual que antes.
Foto: ILUSTRATIVA
No luce igual que antes.
Foto: ILUSTRATIVA
“Es lamentable ver cómo hay personas que destruyen cosas que al final los benefician a ellos. Hay que multarlos para que aprendan”.
Eduardo Laing
“Ese puente huele muy mal y siempre está todo rayado. Hay que cuidar más lo que nos dan”.
Jairo Moreno
La limpieza se hace, pero vuelven a ensuciar.
No luce igual que antes.
Foto: ILUSTRATIVA
“Es lamentable ver cómo hay personas que destruyen cosas que al final los benefician a ellos. Hay que multarlos para que aprendan”.
Eduardo Laing
“Ese puente huele muy mal y siempre está todo rayado. Hay que cuidar más lo que nos dan”.
Jairo Moreno
La limpieza se hace, pero vuelven a ensuciar.
No luce igual que antes.
Foto: ILUSTRATIVA
“Es lamentable ver cómo hay personas que destruyen cosas que al final los benefician a ellos. Hay que multarlos para que aprendan”.
Eduardo Laing
“Ese puente huele muy mal y siempre está todo rayado. Hay que cuidar más lo que nos dan”.
Jairo Moreno
La limpieza se hace, pero vuelven a ensuciar.
No luce igual que antes.
Foto: ILUSTRATIVA
“Es lamentable ver cómo hay personas que destruyen cosas que al final los benefician a ellos. Hay que multarlos para que aprendan”.
Eduardo Laing
“Ese puente huele muy mal y siempre está todo rayado. Hay que cuidar más lo que nos dan”.
Jairo Moreno
La limpieza se hace, pero vuelven a ensuciar.
No luce igual que antes.
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“Es lamentable ver cómo hay personas que destruyen cosas que al final los benefician a ellos. Hay que multarlos para que aprendan”.
Eduardo Laing
“Ese puente huele muy mal y siempre está todo rayado. Hay que cuidar más lo que nos dan”.
Jairo Moreno
La limpieza se hace, pero vuelven a ensuciar.
¡Qué triste! Con olor a orine, paredes rayadas, basura en cada esquina y apariencia tétrica se encuentra el puente peatonal del Hospital San Miguel Arcángel (HSMA) ubicado en San Miguelito.
A sabiendas de la falta de atención de algunos peatones, personal de la empresa Cable & Wireless Panamá, encargada de la construcción de la estructura, cuyo monto fue de unos 1.5 millones de dólares, expresó que han invertido desde 2008 más de 20 mil dólares en la reconstrucción del sistema eléctrico.
El puente fue el primero en el país con rampas de acceso de 34 metros de largo. Contaba con ascensores para personas con discapacidad e iluminación estética. El sociólogo Marcos Gandásegui explicó que hay personas que consideran que la estructura no es de ellos, lo ven como algo ajeno.