El proceso de divorcio de Jessica Simpson y Nick Lachey, está color de hormiga. Según un medio norteamericano, la actriz está utilizando todas sus influencias para que se sustituya al juez que se ocupa del caso, ya que considera que no es imparcial. En una declaración difundida por su abogado, se dice que el juez Michael Lindfield tiene prejuicios contra Simpson y que, por lo tanto, no se puede esperar de él una sentencia objetiva. Aparentemente, Simpson está negociando la intervención de un "private judge" (un juez privado).
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