La desesperación la ha llevado a dejar todo en manos de Dios, aunque no deja de solicitar apoyo.

Esa es la triste realidad de Ingrid Rivas, de 16 años, a quien los médicos le han dicho que si no se opera pronto, con el tiempo perderá la visión por completo, hoy sólo puede ver el reflejo de la luz del sol.

Ella padece de glaucoma congénita en ambos ojos, además, en el derecho tiene desprendimiento de retina. Su madre, Dora Pino, dijo que aún no se explican por qué no aplicó para ser beneficiada en el programa "Operación Milagro", para ser operada en Cuba en el grupo que llevó el Gobierno recientemente. Ha subido y bajado escaleras varias veces, pero dice que ni siquiera en el Despacho de la Primera Dama le han dado respuesta.

La operación de su ojo derecho cuesta mil 900 balboas, mientras que la del izquierdo cuesta mil 800.

"Sé que en la operación me corro el riesgo de perder la vista, pero quiero que me la hagan", decía Ingrid. "No quiero plata, quiero que me operen y me den mis medicamentos para terminar mis estudios", agregó la menor.

Ingrid pidió, por favor, una ayuda de las autoridades, sobre todo para que sus padres no sufran, porque ella sufre también de verlos así; mientras que a su madre se le salieron las lágrimas al escuchar a su valiente hija.

Dora no trabaja, su cónyuge hace "camarones" eventuales de construcción para llevar el sustento a su casa en Cerro Batea. El Municipio de San Miguelito la ha ayudado con los medicamentos. "De no ser por ellos, mis padres me iban a sacar de la escuela", indicó Ingrid.

SU SUEñO

Desea ser periodista para ayudar a los niños más necesitados. Le ha dicho a su madre que lo va a lograr.