Faltaban diez minutos para que llegara la Navidad, cuando a David Eduardo Guerra, de 11 años, le tiraron una bombita en su mano izquierda, que lo dejó marcado para toda su vida. Esto fue obra de un grupo de muchachos que pasaba frente a su casa, en el sector conocido como el 20, en Colón, mientras esperaba a que llegaran sus padres del trabajo para felicitarlo.

Su abuela, Elodia Cádiz, contó que los jóvenes eran grandes y que no sabe por qué le hicieron eso a su nieto.

Este año, a pesar de la campaña que se desarrolla para la prevención de quemaduras con fuegos pirotécnicos, la cifra de heridos ha aumentado. En el 2006, se registraron cinco niños quemados con bombitas, pero en los últimos días se han atendido más de ocho pacientes, informó la doctora Marvis Corro, encargada de la Sala de Quemados del Hospital del Niño.

Comentó que por ley a los pequeños se les llena una hoja de maltrato y quedan a cargo de un juzgado de menores.

Añadió que en la mayoría de los casos reportados, los padres o familiares estaban cerca del menor. Destacó que a uno de los pacientes hubo que amputarle uno de los dedos de la mano y otros han sido llevados al salón de operaciones.

AL MAXIMO

En la Sala de Quemados hay más de 35 pacientes por diferentes patologías. Muchos quedan con cicatrices deformantes.