
Lidia mira cómo quedaron los juguetes de sus hijos.
Foto: EVERGTON LEMON
Lidia mira cómo quedaron los juguetes de sus hijos.
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Lidia mira cómo quedaron los juguetes de sus hijos.
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Lidia mira cómo quedaron los juguetes de sus hijos.
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Lidia mira cómo quedaron los juguetes de sus hijos.
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Lidia mira cómo quedaron los juguetes de sus hijos.
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Lidia mira cómo quedaron los juguetes de sus hijos.
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Eran las 12:00 a.m. cuando Joangelis, de nueve años, con lágrimas en su rostro y con la mirada perdida, veía cómo lo que era su bicicleta quedó convertida en cenizas.
Su madre Lidia Araúz, en su desesperación, sacó a la pequeña que es epiléptica y a sus demás hijos del inmueble y, desde abajo, veía cómo su aposento era consumido por el fuego.
¿Maldad?
La mujer manifestó que el incendio fue provocado por malhechores, que llegaron a robar a la casa de la nuera que vivía en el altillo, luego prendieron fuego y se llevó todo a su paso, incluyendo el apartamento de abajo, que era el de Nidia.
Los vecinos, en sus miradas, reflejaron el temor por ser atacados nuevamente y de que el altillo se venga abajo, ya que gran parte del piso se estaba cayendo. Un apartamento del primer piso también sufrió afectaciones a causa del agua utilizada para apagar el fuego. No hubo víctimas fatales, ni captura de los culpables, pero el dolor de Nidia y de sus hijos es inevitable, perdieron todo en el siniestro.
En las a fueras de la casa estaban las ollas en donde Nidia les iba a preparar comida a sus niños. Solo pide ayuda para recuperar parte de lo perdido y juguetes para volver a ver la sonrisa de sus pequeños.
Un gran susto
En tanto, una casa se incendió en su totalidad en calle 8, Río Abajo, a eso de las 11:00 p.m. de ayer. En la morada, que era de madera, habitaba Juan Dios Aldeano, de 78 años. Él trató de sofocar el sinistro, pero fue en vano. Dos viviendas cercanas resultaron con pérdidas a causa de la propagación del fuego.